Renacimiento (siglo XVI)

   Al terminar la Edad Media en Europa, toca hablar del Renacimiento; que es un término que define todo el periodo sociocultural posterior a esta y alude al renacer de los estudios clásicos, y a la veneración de las obras y los autores grecolatinos.


    El Renacimiento se relaciona de forma estrecha con el Humanismo, que es un movimiento cultural —iniciado también en Italia— que considera al ser humano el centro del Universo (en contraste con la EM, que centra todo en Dios) y dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas (y, acto seguido, a todos los campos del saber científico y artístico). Al pasar del teocentrismo al antropocentrismo, la visión del mundo cambia tan radicalmente que revoluciona las condiciones socioeconómicas de la época.

  Comienza a andar en Italia en los siglos XV (Quattrocento) y en el XVI (Cinquecento), revolucionando las artes (pintura, escultura, arquitectura, música y literatura) y el pensamiento de la época. En España (no pienses en la actual, hablamos del Imperio español), ya hemos visto los cambios tan grandes del siglo XV, aunque no se habla de Renacimiento hasta el XVI.

    En este siglo de esplendor y riqueza en el que Monarquía hispánica es la mayor potencia del mundo, el Renacimiento español tendrá sus propias particularidades y estará influenciado por otras realidades (además de las habituales al hablar de Humanismo o Renacimiento) como el concepto de Nueva España o el bagaje cultural y social en la península de los reinos cristianos y las tres culturas. Será la fusión de todos estos elementos lo que terminará por fraguar el conocido como siglo de oro de las artes (abarca, en realidad, dos siglos: el XVI y el XVII).

Carlos I

    El siglo XVI es el siglo de la hegemonía española (Monarquía hispánica) en Europa, el siglo en el que se crea el gran Imperio español, cuya época de mayor esplendor comprende, esencialmente (y con sus luces y sus sombras) los reinados de Carlos I y de Felipe II. Al dominio en Europa, hay que añadir la victoria en Lepanto de 1571, que supuso un símbolo de este poder, así como el auge de la religión cristiana en el Mediterráneo durante un tiempo. Por último nos queda el hecho más importante: la conquista y creación de la Nueva España, una hazaña sin precedentes tan colosal que no puedo resumir aquí. Si quieres saber cómo fue y qué supuso para el mundo te invito a que pinches en este enlace. 

https://www.youtube.com/watch?v=vAo1zvmnwD8

   En general, la economía española goza de un siglo de prosperidad, aunque no quedará exenta de periodos de crisis que también afectarán en lo social. Además, es una época de gran aperturismo cultural. Con todo, en el reinado de Felipe II asistiremos al inicio de un conflicto religioso, social, económico y cultural tan grande en Europa que, en cierta medida, continúa en la actualidad. Sí, es el inicio de las ideas de Lutero, la reforma protestante, los cismas religiosos y del surgimiento de una mejorada propaganda política gracias a uno de los inventos más claves para entender estos primeros pasos de la modernidad (la imprenta).   

    Como contraparte a las ideas protestantes (ámbito religioso y político contra la Iglesia del Imperio, contra el poder de la Monarquía hispánica), se crea lo que se conoce como Contrarreforma, que intenta afianzar el poder de la Iglesia y sus privilegios. Para ello, entre otras muchas cosas, se censuran algunas publicaciones y se regula el poder de los tribunales morales y religiosos de la Inquisición (esta institución viene de la época medieval, de finales del siglo XII, y está presente en toda la religión, es decir, en el lado católico y en el protestante. La diferencia principal es que el marco de los segundos quedaba en manos de autoridades locales menos vigiladas).


  Dentro de la política interior, desde un plano social, la nobleza (y el clero) sigue teniendo una importancia preeminente y continúan teniendo privilegios lo bastante jugosos como para tener interés en conseguir, al menos, la categoría de hidalgo (con dinero, se podía lograr). La burguesía quería vivir como los nobles, por lo que se acentúa el desprecio (de algunos) por los trabajos manuales (frente a la opción de poder vivir de tierras y rentas fijas). También es importante el concepto de cristiano viejo frente a los cristianos nuevos (musulmanes y judíos convertidos al cristianismo), una situación que refleja otro aspecto de la época; con sus persecuciones, abusos, acusaciones, etc. Por último, habrá —cómo no— vagabundos, mendigos y pordioseros en las ciudades.

     Ya hemos visto en La Celestina una parte de toda esta situación, aunque lo seguiremos viendo en la gran obra en prosa de este siglo: El Lazarillo (y en siglos posteriores, por supuesto). Antes de eso (ver las entradas correspondientes para más información), nos centraremos en los rasgos esenciales del Renacimiento.

    Ahora hay que destacar la dignidad del hombre, que pasa a ser el centro del mundo y recupera el control de su destino (frente al modelo teocéntrico medieval). La sociedad se vuelve mucho más dinámica en comparación al inmovilismo de la estamental. La burguesía se va haciendo cada vez más fuerte (auge del comercio), dando paso, del mismo modo, al típico individualismo burgués.

     Las emociones que florecen (y marcan) con estas nuevas ideas son el optimismo ante la posibilidad de controlar las cosas mediante nuevos conocimientos y un intenso vitalismo. Ahora se cantará al amor, a los placeres de la vida, las fiestas, los lujos, etc.

     El racionalismo renacentista (Humanismo) se basa en la idea de progreso mediante la razón. Ahora la economía y el mundo material pueden avanzar de forma indefinida y el ser humano, dentro del terreno moral, puede alcanzar cotas de humanidad desconocidas hasta el momento. La idea es que gracias al conocimiento se puede hacer mejor al hombre. Surgen, en este sentido, las ideas neoplatónicas (la realidad material es una manifestación de un orden superior y armónico perfecto que se puede alcanzar por el conocimiento, el amor o la contemplación de la belleza natural).

Dante, por Botticelli 

      Así se da paso al enorme afán de reformas de la época, que son, en muchos casos, utopías e ideas teóricas. En ocasiones, esto conducirá al escepticismo y al desengaño (la base de la situación del siglo siguiente). Un buen ejemplo del afán reformista es algo que ya hemos apuntado más arriba, la reforma religiosa.

    El deseo de renovación religiosa (unida siempre al modelo político y al poder) culminará en el Cisma de occidente, que supone la fragmentación de los cristianos por el auge de la reforma protestante de Lutero (no será el único: Calvino, la iglesia anglicana…). La Iglesia católica convoca, por ello, el Concilio de Trento. En él se definen los dogmas católicos esenciales y hacen frente al protestantismo. Nace así lo que conocemos como Contrarreforma, un movimiento religioso (y, cómo no, político) en el que España juega un papel esencial.

Clases en Salamanca, siglo XVII

     Para finalizar esta pequeña introducción a la literatura española del siglo XVI, cabe destacar algunos factores socioculturales más. El primero de ello, como ya se habrá notado, es un cierto elitismo intelectual (a veces y en crecimiento). No en vano, es el inicio de varios grupos de estudio importantes y la consolidación de sociedades privadas. El mejor ejemplo de esto algo que sucede al mismo tiempo que la promoción de las lenguas vulgares: la revalorización del latín como coto cerrado para los intrusos y herramienta apropiada para entenderse entre todos sus conocedores.

      Como conclusión, lo más adecuado es ver al Renacimiento como un periodo de gran auge artístico y cultural, y como una época de cartógrafos, navegantes, estudiosos, juristas, aventureros, conquistadores, teólogos… Piensa en científicos como Copérnico o Kepler; en artistas como Rafael, Miguel Ángel, Fray Angélico, Piero della Francesca o Botticelli; escuelas como la de Salamanca; arquitectos como Brunelleschi o Bramante; músicos como Palestrina, Tomás Luis de Victoria; o escritores como Shakespeare, Marlowe, Rabelais, Montaigne…, además de la impresionante nómina de españoles, para hacerte una idea de lo que tenemos entre manos.

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