El mester de juglaría
El oficio de juglar
era clave para dar a conocer y difundir los ideales de algunas clases sociales
y las gestas de los más valientes y esforzados entre los suyos. Además,
entretenían. Una pieza fundamental para la cohesión social y cultural en la
Edad Media del mismo modo que la tele en el siglo pasado o Internet en la
actualidad.
Los juglares componían, recitaban, cantaban y hacían música por el territorio peninsular de los reinos cristianos y sus caminos, plazas y posadas. Utilizaban la poesía para memorizar mejor sus narraciones y adaptaban la historia a cada lugar concreto en el que estuvieran. Para ello, utilizaban técnicas concretas que luego repasaremos. Usaban las narraciones heroicas porque su objetivo, como ya hemos apuntado, era propagandístico. En el caso de Castilla, a favor de su realidad frente a otras como el reino de León, entre otros (nobleza baja frente a la alta, unos frente a los demás…).
La fórmula estética y temática más importante de la poesía narrativa era, sin duda, la épica medieval; que se desarrolla (en toda Europa) en un contexto de continuas guerras y hazañas militares. En el caso peninsular, además, en un continuo cambiar de fronteras, conquistar nuevas plazas o incertidumbre. Eso había que conocerlo, manejarlo y difundirlo por el bien de los distintos reinos. Es la mejor forma para reforzar una identidad común asociada al espíritu heroico.
Entonces, ¿qué es la épica? Es una narración histórica en verso que cuenta las hazañas de un héroe, convenientemente literaturizadas, cuyo objetivo principal es la persecución del honor (ideales caballerescos medievales) a través de sus propios logros. Un punto de vista muy útil para un reino en constante cambio con mucha competencia alrededor. Como ya hemos apuntado más arriba, los juglares fueron los que las compusieron y difundieron por el territorio peninsular. Más adelante, surgirían los autores que las plasmaron por escrito; algunos, muy vinculados al clero (sobre esto, como podrás entender, hay bastante debate).
El nombre utilizado para estas composiciones es Cantares de gesta, que tenían como
objeto la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de
la vida del reino que merecían ser difundidos. Están compuestos en un lenguaje
sencillo y pensados para ser recitados o cantados. Recuerdo en este punto que
sus textos eran continuamente retocados para adaptarse al gusto del auditorio,
que era amplio y variado, lo que, entre otras cosas, condicionaba la lengua
empleada.
Los juglares gozaban de gran libertad para sus
composiciones, pero respetaban una serie de normas y rasgos propios del género.
Por eso hablamos, en su conjunto, del mester de juglaría.
La épica (cantares de gesta) se desarrolla en toda Europa durante los siglos XI y XII (en algunos lugares, también el XIII); pero también fue importante (en muchos casos) posteriormente, siendo materia de identidad nacional e influyendo a la literatura posterior. Como género en sí, decae a favor de las historias entre damas y caballeros cuando las costumbres medievales se refinaron un poco y cambiaron los intereses propagandísticos.
El “ciclo artúrico” en Inglaterra, el tema de Carlomagno y compañía en Francia, el pasado imperial de Roma en Italia, el Cid en España… son, entre otros ejemplos, los modelos de virtud o las partes de la historia que cada reino (explicados aquí deliberadamente con países actuales) quiso fomentar y propagar (tanto lo histórico como lo legendario o lo mitológico). No es lugar para explicar la literatura medieval de toda Europa, así que nos limitaremos a citar las obras más representativas para comprender esa realidad medieval y visualizar las especificidades de Castilla frente al resto de la narrativa épica.
En Francia hay muchísimos ejemplos y varios ciclos temáticos, pero la que tienes que conocer, sin duda, es la Chanson de Roland (Canción de Roldán). En Alemania, el Cantar de los Nibelungos; que, como sabrás, es el mismo tema de la tetralogía operística de R. Wagner, El anillo de los Nibelungos (tema mitológico nórdico-germánico relacionado con más fantasía de la que imaginas). En Rusia tenemos el Cantar de las huestes de Ígor. Se pueden comentar muchos más ejemplos de estas y de otras partes de Europa, pero nos conformaremos con citar una más, una propia de la épica anglosajona, Beowulf.
¿Ves la relación entre las viejas epopeyas greco-romanas, las mitologías de cada lugar, los hechos del pasado, la identidad nacional, sus problemas fronterizos y la literatura propia del mester de juglaría?
Repasemos, ahora sí, las características generales de la épica medieval: pertenece a la colectividad, lo que las hace anónimas; y guardan relación con temas que perduran en el tiempo, que son famosos, que están relacionados con la tradición local. Además, podemos mencionar el uso de datos históricos que dan verosimilitud al texto. Por último, en la épica castellana hay que añadir un ingrediente esencial y diferenciador: el hecho de poder hablar de historicidad por encima de la leyenda.
Habrás observado que, a diferencia del resto, Castilla no utiliza la magia o la fantasía. La épica castellana tiene una dosis mayor de realismo. Esa será la gran diferencia (no la única) con el resto de la narrativa medieval europea.
Por otro lado, los rasgos formales de la épica castellana son: rima asonante, metro irregular (anisosilábico), composición no estrófica del poema mediante tiradas o series de versos entre doce (dodecasílabos) y dieciséis (hexadecasílabos) sílabas que comparten la misma rima y que forman una unidad temática o de acción, empleo de fórmulas orales (recursos preestablecidos que facilitan la composición y transmisión oral de una obra, y que se repitan constantemente a lo largo del texto: uso de epítetos, “el buen campeador”; y fórmulas de la voz narradora que usa el juglar para llamar la atención del público, expresar su propia opinión de los hechos, etc.).
Nos han llegado tres cantares de gesta castellanos: Cantar de Mío Cid, Cantar de las mocedades
de Rodrigo y Cantar de Roncesvalles (fragmento).
El resto los conocemos porque nos han llegado prosificados en las crónicas,
gracias a las cuales han sido modernamente reconstruidos (algunos). Por
ejemplo: Cantar de los siete infantes de
Lara.
En la próxima entrada veremos, cómo no, el texto más famoso e importante de la épica castellana medieval, el Cantar de Mío Cid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.