El adverbio es un tipo de palabra que busca modificar o matizar el significado de otras. Son el apoyo perfecto para que la comunicación responda a posibles preguntas que, de otra forma, pudieran quedar sin resolver. Son palabras invariables que aportarán mucha información adicional del verbo o la frase completa (de ahí su nombre, que, etimológicamente, significa junto al verbo, junto a la palabra). Además, también pueden modificar la intensidad o el valor de adjetivos y otros adverbios.
¿Por qué son invariables? Porque no necesitan precisar
género o número (ni ninguna otra información gramatical). La información que
aportan no requiere de ese mecanismo, es global. Por el contrario, algunos sí
admiten matices apreciativos o de grado. Muchos adverbios son “primos” de los adjetivos (se han
formado a partir de ellos). Un ejemplo típico es el caso del gran sufijo
formador de adverbios, el sufijo -mente
(de manera…), que construye adverbios
desde la forma femenina singular de adjetivos (buena > buenamente).
Por estas razones, si quieres distinguir un adverbio de
un adjetivo, lo que debes pensar (además de su rol o función en la oración) es
si es una palabra variable o invariable.
Los adverbios son amigos íntimos de verbos, adjetivos y
de otros adverbios; aunque también se llevan bien con el conjunto completo de
la oración (o del texto). Además, son muy suyos, pues no se relacionan con el
resto de tipos de palabras. Con adjetivos (y con ellos mismos) forman grupos
(también los llamamos sintagmas) y se ponen al servicio del jefe del grupo
(núcleo del sintagma) para intensificar o modificar su significado. Así se comunican
con adjetivos y otros adverbios. Esa es la diferencia de ser alto, o muy alto; por ejemplo.
Con todo, su trabajo más loado es la información que nos aporta del verbo (algo que también hace con toda la oración cuando se considera complemento o modificador oracional o textual). Veremos ahora qué información nos pueden dar los adverbios sobre el verbo. Aviso. Es mucha y variada, así de importante es su papel. Nos indicarán lugar, tiempo, modo, cantidad, duda, deseo, afirmación o negación. Además, hay otros dos tipos que funcionan como partículas relativas o exclamativas/interrogativas y que explicaremos en otra entrada relacionada con sintaxis (eso sí, pensad que parte de la función de estas partículas es, de nuevo, dar información sobre lugar, tiempo o modo).
Vamos a ver la información con ejemplos. Piensa en un
verbo como estudiar y construye una
frase: yo estudio historia. Con eso
ya valdría. La oración tiene sentido y la información es suficiente en muchos
casos. Con todo, se pueden dar más datos al respecto. Puedes decir: estudio historia aquí, ahora, así…
(lugar, tiempo, modo); no (negación)
estudio historia, ojalá (deseo)
estudie historia, también (afirmación)
estudio historia… Además, puedes
preguntar: ¿dónde (interrogativo)
estudio historia? Y responder: estudio historia donde (relativo)
sea necesario.
Igual que otros tipos de palabra, los adverbios pueden no
ser una sola palabra, es decir, pueden formar grupos cerrados de dos o más
palabras cuya función (y significado) sea el mismo que el de un adverbio solo. Se
conocen como locuciones adverbiales. Los ejemplos son muchísimos, pero lo
importante es recordar y saber sustituir esas combinaciones de palabras por un
ejemplo simple y conocido. Ejemplos: a lo
mejor, a veces, de todos modos, por las buenas…
Conclusión: los adverbios aportan información adicional y
circunstancial que puede resultar valiosa para un buen entendimiento, para una
buena comunicación. Son, por así decir, la guinda del pastel.
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