Sobre mí

      Me llamo Eduardo García y soy el autor del blog que tienes delante. 

    Nací en Burgos, donde vivo actualmente, y formo parte de una familia estupenda que incluye, entre otros, a un hermano gemelo. 

     Sí, ¡soy gemelo! ¿a que mola? 

    Decidí, aunque no sabía bien en aquella época la razón (o razones) que me llevaron a ello, que quería estudiar Filología Hispánica. Quería saber cómo funcionaba mi idioma.

    Al principio no sabía exactamente por qué me llamaba tanto la atención el español, pero así era. 

   Como es lógico, no era lo único que quería conocer. Los años mozos están cargados de apetitos cognitivos, aunque, seamos sinceros, no son los únicos apetitos que se despiertan con estrépito en la juventud. Por suerte, estos duran más que los otros y, más tarde o más temprano, acabamos centrándonos. 

    No tardé en descubrir otros intereses. Para mi sorpresa, muchos de ellos se relacionaban bastante bien. Estudié también un ciclo de grado superior, Animación Sociocultural. Además, hice algunos cursos como el de Monitor de Tiempo Libre, el de Necesidades Educativas Especiales y el de Coordinador. Trabajar con la gente y aprender de la realidad de las personas ha sido una parte importante de mí. 

   Al final, decidí juntarlo todo y hacerme profesor de Educación Secundaria. Una profesión apasionante en la que ejerzo actualmente y en la que espero permanecer muchos años.  

     Sí, hace bastantes años que entendí por qué quería conocer bien mi idioma. Lo cierto es que son muchas razones. Resulta que el español es el mayor legado de nuestros ancestros. 

        El mayor tesoro que nos dejaron los que nos precedieron.

    Una herramienta largamente probada y puesta a punto. Equilibrada y utilizada en todos los ámbitos que puedas imaginar. Literarios, jurídicos, administrativos, científicos, filosóficos..., por no hablar de las variantes geográficas, que se diseminan por todo el planeta, o los cientos de ejemplos sociales, culturales, profesionales, etc. 

    Una realidad mucho más tangible y especial que la patria que te identifique, la bandera que te guste o la religión en la que profeses tu fe. No me fijé en otros idiomas. Me fijé en mi idioma materno, me fijé en el idioma en el que pienso. Sin duda, esa fue otra de las razones que de chaval, sin saberlo, me impulsó al estudio del español. 

    Por otra parte, está la llamada. Sí, esa llamada que uno tarda un poco en reconocer (sé que otros la reconocen muy pronto, por desgracia, no es mi caso), la escritura y la creación de mundos propios. Una afición muy particular y exigente, pero apasionante e intrigante también. Al menos, bajo mi punto de vista. Dentro de mis otras aficiones, son relevantes la lectura, las charlas con amigos, la familia, la música, la fantasía... 

    Quiero que este blog sea un lugar para reflexionar sobre todos estos temas, entre otros muchos que los abarcan. Os invito a navegar por estas páginas y a opinar libremente sobre las cuestiones que vayan surgiendo, que serán muchas y variadas.

¡Entre todos descubriremos y aprenderemos las maravillas que nos depara el español y sus innumerables historias escritas o por escribir!

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